domingo, 30 de diciembre de 2012

LA COLUMNA DEL PADRE ASTORQUIZA

Las columnas del padre Astorquiza, sacerdote del Opus Dei, con una experiencia misionera de casi 20 años en Kenya, África, siempre golpean el corazón. Con un estilo directo y sugerente, muy lejano a cierta vaga verborrea eclesiástica que no suele decir casi nada, este sacerdote va directamente al grano. En su columna de hoy, dedicada a La Sagrada Familia, nos recuerda que el Nacimiento de Jesús y la Sagrada Familia son realidades intrínsecamente unidas en el plan de redención del género humano: se salva juntamente a la persona y a la familia.

Utilizando los conceptos clásicos de nuestra fe, que quizá hoy muchos se avergonzarían de emplear, el padre Astorquiza nos dice que "la destrucción de la grandeza humana, y su condenación final en el infierno, también vinculan de un modo inseparable a la persona y a la institución familiar. Si se pudiera hablar de un plan maestro en el infierno para conducir a los hombres a su condenación, este plan incluye la erosión y posible abolición de la familia en la vida de los pueblos".

Frente a las crecientes amenazas antifamilia, el autor del artículo nos invita "a contemplar a la Sagrada Familia. En ella resplandece el plan divino original, que garantiza antes que nada la integridad de los niños, y luego la plenitud humana y sobrenatural de los adultos. En ese orden".  Al final, nos recuerda la importancia capital de invertir en la familia, porque "es invertir en los niños, en las futuras generaciones. Es salvar en lo humano y en lo divino a nuestro mundo". Y los que no quieran invertir en este valioso proyecto -desea añadir brevemente el búho- al menos que no se presten a colaborar en el macabro plan que nos ha mostrado el padre Astorquiza.
(El artículo completo puede leerse en la página A 23 de la edición del Mercurio de hoy.)

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