jueves, 28 de marzo de 2013

EL PRECIOSO DON DE LA EUCARISTIA



Al instituir la Sagrada Eucaristía, “obró entonces Jesucristo como obraría un príncipe que está para morir y ama entrañablemente a su esposa; entre sus joyas escogería la de más subido precio, llamaría a la esposa y le diría: Voy a morir, amada mía, y para que no te olvides de mí te dejo por recuerdo esta alhaja; cuando la mires, acuérdate de mí y del amor que te he tenido”.  San Alfonso María de Ligorio, Meditaciones sobre la Pasión del Jesucristo, Madrid 1977, p. 135. 

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