domingo, 30 de junio de 2013

CARDENAL BURKE HABLA SOBRE DERECHO Y LITURGIA

El Cardenal Raymond Leo Burke, eximio canonista y liturgista, disertó durante su conferencia en el Congreso Sacra Liturgia 2013, sobre el importante y quizá poco valorado tema de las relaciones entre derecho y liturgia. La presencia del derecho divino y eclesiástico a la hora de normar el culto debido a Dios, nos recuerda que la liturgia no es un campo de juego o de experimentación abandonado a la creatividad de personas o de grupos paralitúrgicos. Más bien es un campo sagrado que, precisamente por estar regulado por la ley de Dios y de la Iglesia, nos asegura tributar al Creador el culto que le es debido y que le es verdaderamente grato. A la espera del texto íntegro, recojo a continuación el extracto que la misma página informativa del congreso publicó sobre el particular.

Es fundamental para la comprensión de la Sagrada Liturgia, fuente última y más alta realización de la vida cristiana, el estudio de su estructura jurídica, que se sitúa en la justa relación entre Dios y el hombre. Sin una adecuada apreciación de la estructura jurídica de la Sagrada Liturgia, el más grande tesoro de la Iglesia está sujeto a la incomprensión e incluso al abuso. El derecho que salvaguarda la estructura jurídica del sagrado culto es su aspecto más humilde y, sin embargo, irreemplazable. El derecho litúrgico, dentro del contexto de la Iglesia en el mundo actual, es visto primeramente con un fuerte antinomianismo (oposición a la ley). La noción de una específica norma litúrgica fluye de la relación de la Sagrada Liturgia con el ius divinum, es decir, de la justa relación del hombre con Dios y después, de la relación entre la disciplina canónica en general con el ius divinum. Una vez establecida la relación, tanto de la Sagrada Liturgia y del derecho canónico con el ius divinum o derecho divino, es posible entender la importancia esencial de las normas particulares del derecho litúrgico para la misión de la Iglesia. Comprender el acto del culto divino en su relación con el ius divinum, permite comprender cómo las normas del derecho litúrgico disponen rectamente el culto del hombre hacia Dios: el cuidado de ofrecer culto a Dios de la manera que Dios mismo lo pide. La disposición del culto divino, se ve favorecida por la disciplina que, con la ayuda de la gracia de Dios, purifica al hombre de pensamientos egoístas y deseos desordenados, y lo dispone a elevar su corazón al Señor.

viernes, 28 de junio de 2013

LO QUE PEDRO Y PABLO NOS DIERON

Inspirados en el diseño arquitectónico de la grandiosa columnata de Bernini, bien se podría decir que los Apóstoles Pedro y Pablo son como los brazos recios de la Iglesia que quiere estrechar a los hombres de todos los tiempos contra el pecho de nuestro Redentor. Lo recordaba en cierto modo el propio Benedicto XVI en la alocución del miércoles 29 de junio de 2011:
La misa en honor de los santos Pedro y Pablo ha sido larga y hermosa. Y hemos meditado también en ese hermoso himno de la Iglesia de Roma que comienza con las palabras: “O Roma felix”. Hoy en la solemnidad de los santos Pedro y Pablo, patronos de esta ciudad, cantamos así: “Dichosa Roma, porque fuiste empurpurada por la preciosa sangre de estos grandes príncipes. No por tu fama, sino por sus méritos ¡superas toda belleza!”. Como cantan los himnos de la tradición oriental, los dos grandes apóstoles son las “alas” del conocimiento de Dios, que han recorrido la tierra hasta sus confines y han subido al cielo; ellos son las “manos” del Evangelio de la gracia, los “pies” de la verdad del anuncio, los “ríos” de la sabiduría, los “brazos” de la cruz (cf. MHN, t. 5, 1899, p. 385).

Los Apóstoles Pedro y Pablo no nos dieron oro ni plata, sencillamente porque no lo tenían; nos dieron algo infinitamente superior: el conocimiento de Jesucristo. Ese fue el tesoro que encontraron, que celosamente guardaron y apasionadamente nos entregaron, hasta con el sello de la propia sangre. “Nuestro don -decía el Cardenal Ratzinger en una homilía con motivo de unas ordenaciones sacerdotales- habrá de ser el nombre de Jesucristo: porque es precisamente este Nombre lo que la humanidad busca con hambre, aunque lo ignore, bajo las penurias de este mundo. Él es el Don que se convierte para el hombre en libertad: la libertad de incorporarse, caminar, brincar y dirigirse al Templo del Señor para alabar y pronunciar un amén ante el Creador, que sigue siendo nuestro Salvador entre las pesadumbres de este mundo, y nos quiere para Sí” (De la mano de Cristo,  Ed. Eunsa, Pamplona 1998, p. 63).

CONGRESO SACRA LITURGIA 2013

Por las noticias que nos llegan, podemos afirmar con gran satisfacción que el Congreso Sacra Liturgia 2013, recientemente concluido en Roma, ha sido un éxito rotundo. Organizado por El obispo de Fréjus-Toulon, Don Dominique Rey, en las dependencias de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz en Roma, el congreso ha reunido una amplia gama de reconocidos liturgistas internacionales. Las actas de las conferencias  pronunciadas en estos últimos tres días, auguran un cuerpo doctrinal de primer orden para seguir recorriendo la senda litúrgica abierta por nuestro amadísimo Papa emérito Benedicto XVI. La Basílica de San Apolinar, adosada a la Universidad, también fue escenario de dos grandes celebraciones eucarísticas solemnes, una en la forma ordinaria del rito romano y otra en la forma extraordinaria. El congreso comenzó y finalizó en oración: la celebración de Vísperas Pontificales solemnes presididas por Monseñor Rey.

miércoles, 26 de junio de 2013

SAN JOSEMARÍA, MÁRTIR DE LA IGLESIA

Me envían esta emocionante fotografía tomada horas después del fallecimiento de San Josemaría Escrivá. En ella se aprecian sus restos mortales reposando sobre un túmulo negro en el suelo de la nave de la iglesia de Santa María de la Paz, junto al altar. Allí fueron velados hasta las exequias solemnes celebradas al día siguiente con el posterior entierro en la cripta de la misma iglesia. Mientras tanto se suceden una tras otra las misas celebradas por su eterno descanso, junto a una peregrinación ininterrumpida de personas que rezan y besan sus manos o su frente, con conciencia de estar ante venerables reliquias. Por deseo expreso de don Álvaro del Portillo, su fiel colaborador y primer sucesor, hoy Venerable Siervo de Dios, se le revistió con ornamentos de color rojo. Como se sabe el rojo es el color de los mártires. Creo entrever en esa disposición de Mons. del Portillo su deseo de manifestar delicadamente que San Josemaría Escrivá moría mártir de la Iglesia. Sí, su dolor por la Iglesia fue profundo, constante; le arrancaba lágrimas, le quitaba el sueño, le mantenía en permanente vigilia de oración, le consumía sus energías en el cuidado del rebaño encomendado. “Sufro muchísimo, hijos míos”, “me duele la Iglesia”, repite con frecuencia; “estamos viviendo un momento de  locura. Las almas, a millones, se sienten confundidas. Hay peligro grande de que en la práctica se vacíen de contenido los Sacramentos –todos, hasta el Bautismo-, y los mismos Mandamientos de la ley de Dios pierdan su sentido en las conciencias”, le oyen también decir sus más cercanos. Desde la profundidad de ese dolor y bajo el impulso de la gracia va tomando fuerza la idea de ofrecer su vida por la Iglesia y el Romano Pontífice, con intensión de reparar, de urgir al Corazón Sacratísimo y Misericordioso de Jesús a poner fin, o al menos acortar, el duro tiempo de prueba que agita a la Iglesia santa. El 26 de junio de 1975, hacia mediodía, Dios aceptaba su ofrecimiento.

lunes, 24 de junio de 2013

PAPA FRANCISCO Y EL MISTERIO DEL BAUTISTA

Recojo el resumen ofrecido por radio vaticana de la hermosa homilía que ha pronunciado hoy el Papa Francisco, solemnidad del nacimiento de San Juan Bautista.

   Como San Juan, la Iglesia está llamada a proclamar la Palabra de Dios hasta el martirio. Lo subrayó el Papa Francisco en la Misa de hoy en la Casa de Santa Marta, en la Solemnidad del Nacimiento de San Juan Bautista. El Papa subrayó que la Iglesia jamás debe tomar algo para sí misma, sino estar siempre al servicio del Evangelio. 
   En el día que la Iglesia celebra el nacimiento de San Juan Bautista, Papa Francisco ha iniciado su homilía dirigiendo un saludo a todos aquellos que se llaman Juan. La figura de Juan Bautista, dijo el Papa, no es siempre fácil de entender. “Cuando pensamos en su vida -observó- es un profeta”, un “hombre que fue grande y luego termina como un desgraciado”. Entonces ¿quién es Juan? Él mismo, dijo el Papa, lo explica: “Yo soy una voz, una voz en el desierto”, pero “es una voz sin Palabra, porque la Palabra no es Él, es otro”. He aquí cual es el misterio de Juan: “Jamás se apodera de la Palabra”, Juan “es aquel que indica, aquel que señala”. El “sentido de la vida de Juan -agregó– es indicar a otro”. El Papa Francisco confió ser impactado del hecho que la “Iglesia elija como fiesta de Juan” un periodo en el que los días son los más largos del año, “tienen más luz”. Y verdaderamente Juan “era el hombre de la luz, llevaba la luz, pero no era luz propia, era una luz reflejada”. Juan es “como una luna” y cuando Jesús comenzó a predicar, la luz de Juan “comenzó a disminuir y a apagarse”. “Voz no Palabra – dijo el Papa - luz, pero no propia”:
   “Juan parece ser nada. Aquella es la vocación de Juan: aniquilarse. Y cuando nosotros contemplamos la vida de este hombre, tan grande, tan potente – todos creíamos que fuese él el Mesías – cuando contemplamos esta vida, como se anonada hasta la oscuridad de una cárcel, contemplamos un gran misterio. No sabemos como habrán sido los últimos días de Juan. No lo sabemos. Sabemos sólo que fue asesinado, su cabeza sobre una bandeja, como gran regalo de una bailarina a una adúltera. Creo que no se pueda caer más que esto, anonadarse. Aquel fue el fin de Juan”.
   En la cárcel, continuó el Papa, Juan experimentó la duda, tenía una angustia y llamó a sus discípulos para ir a Jesús preguntarle: “¿Eres Tú, o debemos esperar a otro?”. En su vida hay “oscuridad, el dolor”. Ni siquiera esto “le fue ahorrado a Juan”, dijo el Papa, agregando que: “la figura de Juan me hace pensar tanto en la Iglesia”:

“La Iglesia existe para proclamar, para ser voz de una Palabra, de su esposo, que es la Palabra. Y la Iglesia existe para proclamar esta Palabra hasta el martirio. Martirio precisamente en las manos de los soberbios, de los más soberbios de la Tierra. Juan podía hacerse importante, podía decir algo por sí mismo... sólo esto: indicaba, se sentía voz, no Palabra. El secreto de Juan. ¿Por qué Juan es santo y no ha pecado? Porque jamás, tomó una verdad como propia. No quiso hacerse ideólogo. El hombre que se negó a sí mismo, para que la Palabra descienda. Y nosotros, como Iglesia, podemos pedir hoy la gracia de no convertirnos en una Iglesia ideologizada…”. (Radio Vaticana 2013-06-24)

jueves, 20 de junio de 2013

¡QUÉ HERMOSA ES LA MISA EN LATÍN!

Gozo oyendo o leyendo los testimonios de jóvenes que asisten por primera vez a la misa en su forma extraordinaria. Sobre todo porque suelen tener la frescura del candor juvenil, de la impresión espontanea, carente de prejuicios o de resonancias ideológicas. Así, mientras un cardenal alemán casi octogenario declara, con cierto escepticismo, que el entusiasmo por el latín y el rito antiguo tiene mucho que ver con el prestigio y las falsas pretensiones de una supuesta élite cultural, y que no le parece una realidad que esté creciendo desde abajo, la página Cordialiter nos suministra testimonios de muchos jóvenes, tomados de la vida real, sobre su experiencia al entrar en contacto con el rito de San Pio V. Estimo que estos testimonios son como el grito de los de abajo que suplican a los de arriba: ¡dejadnos ser piadosos!
   A continuación, dejo esta traducción al español de la carta de una joven estudiante a Cordialiter:

Querido hermano en Cristo,

   ¿Cómo estás? Quería hacerte partícipe de la alegría que he experimentado en este día. Hoy finalmente he podido asistir a la misa en latín por primera vez. ¡Estoy contentísima! ¡Qué hermoso ver gente que se preocupa de asistir a la misa en rito antiguo! Pero, sobre todo, ¡qué hermoso poder recibir la Comunión de rodillas! Mientras el celebrante hacía la señal de la cruz con la Hostia consagrada en la mano, yo miraba a mi Jesús hasta que después se ha posado dulcemente sobre mi lengua. ¡Qué delicadeza! ¡Así se ha hecho la Comunión! ¡Qué belleza! Además de esto, quería darte las gracias por las hermosas cartas publicadas en tu blog. Sin él nunca hubiera llegado al conocimiento de tantas cosas. ¡Gracias! ¡No sabes cuánto bien estás haciendo a las almas, o mejor, cuánto bien está haciendo el Señor a través de ti! […] ¡Qué Dios te bendiga!
Hasta luego.

(Carta firmada)





miércoles, 19 de junio de 2013

SAN JOSÉ A TODOS LOS CÁNONES

La  Congregación para el Culto Divino, por decisión ya tomada por Benedicto XVI y ahora confirmada por el Papa Francisco, ha hecho público el decreto "Paternas vices" que introduce la mención del nombre de San José en todas las plegarias eucarísticas de la Misa.¡Gracias, Sumos Pontífices! Nuestra Señora y su glorioso esposo os lo pagarán.


DECRETO

En el paterno cuidado de Jesús, que San José de Nazaret desempeñó, colocado como cabeza de la Familia del Señor, respondiendo generosamente a la gracia, cumpliendo la misión recibida en la economía de la salvación y, uniéndose plenamente a los comienzos de los misterios de la salvación humana, se ha convertido en modelo ejemplar de la entrega humilde llevada a la perfección en la vida cristiana, y testimonio de las virtudes corrientes, sencillas y humanas, necesarias para que los hombres sean honestos y verdaderos seguidores de Cristo. Este hombre Justo, que ha cuidado amorosamente de la Madre de Dios y se ha dedicado con alegría a la educación de Jesucristo, se ha convertido en el custodio del tesoro más precioso de Dios Padre, y ha sido constantemente venerado por el pueblo de Dios, a lo largo de los siglos, como protector del cuerpo místico, que es la Iglesia.
   En la Iglesia católica, los fieles han manifestado siempre una devoción ininterrumpida hacia San José y han honrado de manera constante y solemne la memoria del castísimo Esposo de la Madre de Dios, Patrono celestial de toda la Iglesia, hasta tal punto que el ya Beato Juan XXIII, durante el Sagrado Concilio Ecuménico Vaticano II, decretó que se añadiera su nombre en el antiquísimo Canon Romano. El Sumo Pontífice Benedicto XVI ha querido acoger y aprobar benévolamente los piadosos deseos que han llegado desde muchos lugares y que ahora, el Sumo Pontífice Francisco ha confirmado, considerando la plenitud de la comunión de los santos que, habiendo peregrinado un tiempo a nuestro lado, en el mundo, nos conducen a Cristo y nos unen a Él.
   Por lo tanto, teniendo en cuenta todo esto, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en virtud de las facultades concedidas por el Sumo Pontífice Francisco, gustosamente decreta que el nombre de San José, Esposo de la Bienaventurada Virgen María, se añada de ahora en adelante en las Plegarias Eucarísticas II, III y IV de la tercera edición típica del Misal Romano, colocándose después del nombre de la Bienaventurada Virgen María, como sigue: en la Plegaria eucarística II: «ut cum beáta Dei Genetríce Vírgine María, beáto Ioseph, eius Sponso, cum beátis Apóstolis»; en la Plegaria eucarística III: «cum beatíssima Vírgine, Dei Genetríce, María, cum beáto Ioseph, eius Sponso, cum beátis Apóstolis»; en la Plegaria eucarística IV: «cum beáta Vírgine, Dei Genetríce, María, cum beáto Ioseph, eius Sponso, cum Apóstolis».
   Por lo que se refiere a los textos redactados en lengua latina, se deben utilizar las fórmulas que ahora se declaran típicas. La misma Congregación se ocupará de proveer, a continuación, la traducción en las lenguas occidentales de mayor difusión; la redacción en otras lenguas deberá ser preparada, conforme a las normas del derecho, por la correspondiente Conferencia de Obispos y confirmada por la Sede Apostólica, a través de este Dicasterio.
   No obstante cualquier cosa en contrario.

   Dado en la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el día 1 de mayo del 2013, memoria de San José Obrero.

Antonio, Card. Cañizares Llovera
Prefecto

 + Arturo Roche
Arzobispo Secretario



lunes, 17 de junio de 2013

SENTIDO DEL SILENCIO SAGRADO

Leyendo con atención el siguiente texto de San Cipriano me he sentido confirmado en dos de mis aprensiones sobre nuestra actual liturgia: la excesiva presencia de verborrea estridente y la inutilidad -en ocasiones abuso y manipulación- en que ha caído la mal llamada oración de los fieles.

“Las palabras del que ora han de ser mesuradas y llenas de sosiego y respeto. Pensemos que estamos en la presencia de Dios. Debemos agradar a Dios con la actitud corporal y con la moderación de nuestra voz. Porque, así como es propio del falto de educación hablar a gritos, así, por el contrario, es propio del hombre respetuoso orar con un tono de voz moderado. El Señor, cuando nos adoctrina acerca de la oración, nos manda hacerla en secreto, en lugares escondidos y apartados, en nuestro mismo aposento, lo cual concuerda con nuestra fe, cuando nos enseña que Dios está presente en todas partes, que nos oye y nos ve a todos y que, con la plenitud de su majestad, penetra incluso los lugares más ocultos, tal como está escrito: ¿Soy yo Dios sólo de cerca, y no Dios de lejos? Porque uno se esconda en su escondrijo, ¿no lo voy a ver yo? ¿No lleno yo el cielo y la tierra? Y también: En todo lugar los ojos de Dios están vigilando a malos y buenos.
  Y, cuando nos reunimos con los hermanos para celebrar los sagrados misterios, presididos por el sacerdote de Dios, no debemos olvidar este respeto y moderación ni ponernos a ventilar continuamente sin ton ni son nuestras peticiones, deshaciéndonos en un torrente de palabras, sino encomendarlas humildemente a Dios, ya que él escucha no las palabras, sino el corazón, ni hay que convencer a gritos a aquel que penetra nuestros pensamientos, como lo demuestran aquellas palabras suyas: ¿Por qué pensáis mal? Y en otro lugar: Así sabrán todas las Iglesias que yo soy el que escruta corazones y mentes”. (San Cipriano De dominica oratione, 4-6).

domingo, 16 de junio de 2013

ANÉCDOTAS EUCARÍSTICAS. ESTRECHARLE CON FERVOR

San Alfonso concluye su poema eucarístico mostrándonos al alma ya toda encendida. Como alegre mariposa atraída por la luz de su Jesús amado, espera ansiosa estrecharle en la Comunión donde consumará su unión con Cristo, antesala feliz de la gloria eterna:


Alma, ve, anda y de tu Luz amada
cual mariposa, siempre en redor gira;
vete de fe y amor toda inflamada,
y a vista del Amado, arde y suspira.
Y después, cuando llegue la hora ansiada,
en que a ti se da Aquel que el cielo admira,
estréchale contigo y con fervor
dile que otra cosa no quieres sino amor.

viernes, 14 de junio de 2013

ANÉCDOTAS EUCARÍSTICAS. DIOS SE HACE MI TESORO

Solamente el alma hecha a imagen y semejanza de Dios tiene el privilegio de gustar la Comunión eucarística. Por eso San Alfonso María nos dirá que su suerte sobrepasa en mucho a la de los sagrados vasos, cirios y flores, cuya fortuna hasta aquí ha loado:


¡Ay qué vaso, qué cirios, ay qué flores!
Más que la vuestra estimo mi ventura
cuando viene el Amor de mis amores,
lleno, a mí, de piedad y de ternura,
y recibo de pan bajo sabores
a mi bien y mi Dios yo, vil criatura.
¿Cómo entonces no muero y me enamoro,
pues todo mío se hace mi Tesoro?

miércoles, 12 de junio de 2013

ANÉCDOTAS EUCARÍSTICAS. EN TI SE ESCONDE MI AMADO

Desde las flores y velas el alma de San Alfonso vuela a posarse en los vasos sagrados, dichosos recipientes que contienen el Cuerpo Sacratísimo del Señor. Así, al anhelo de ser bella flor o cirio ardiente junto a Jesús sacramentado, se añade ahora el deseo aún más noble de ser copón:


¡Vaso sagrado, tú más venturoso!
en ti se esconde y enciérrase mi Amado.
¡Quién más noble que tú, quién más dichoso,
si de asilo a mi Dios has sido dado!
¡Oh si fuese tu oficio tan hermoso
sólo un día a mi pecho encomendado,
todo fuego y amor fuera mi pecho,
del fuego y del Amor morada hecho!



lunes, 10 de junio de 2013

ANÉCDOTAS EUCARÍSTICAS. DERRETIRME DE AMOR

Cautivado por la suerte que corren las flores junto al Sagrario, San Alfonso María de Ligorio dirige entonces su corazón a los cirios que silenciosamente lucen y arden en la presencia de Jesús sacramentado:



¡Qué ventura la vuestra que así ardiendo
honráis, cirios, al vuestro y mi Señor!
Cual vosotros un día estar luciendo
quisiera mi alma, hecha luz y ardor;
y cual os vais vosotros derritiendo,
derretirme quisiera yo de amor.
¡Cuánto os envidio y que contento habría
con la vuestra en trocar la suerte mía!

sábado, 8 de junio de 2013

ANÉCDOTAS EUCARÍSTICAS. ¡OH DICHOSAS FLORES!


San Alfonso María de Ligorio, alma sabia y delicada como pocas, volcó su amor a Jesús Sacramentado en un poema encantador de cinco estrofas. En la primera, expresa la santa envidia que le causan las flores tan próximas al Tabernáculo:

“Cuánta es vuestra dicha, oh flores, que estáis
de Jesús tan cercanas noche y día;
siempre a su lado, nunca le dejáis
hasta morir allí en su compañía.
si en tan bello lugar, de que gozáis,
fijar pudiera la morada mía,
¡oh qué suerte y que honor habría hallado
finar la vida de mi Vida al lado”.


martes, 4 de junio de 2013

LA MISA TRIDENTINA. UNA PUERTA ABIERTA A LA FE DE LOS JOVENES

Con el título La Misa tridentina favorece el recogimiento interior, el blog italiano cordialiter ha publicado una interesantísima carta entre otras cosas por su valor testimonial. En ella un joven agradece el trabajo de cordialiter en la difusión de los valores tradicionales y siempre actuales de la Iglesia, y cuenta con gran sencillez cómo su encuentro con la liturgia tradicional le ha devuelto el entusiasmo de asistir a misa. Ofrezco a continuación la traducción castellana de algunos párrafos de esta carta, que me parecen dignos de una lectura atenta tanto de jóvenes y viejos, como de sacerdotes y Obispos que a veces no logran superar sus injustificados reparos a la hora de permitir la difusión de este tesoro litúrgico que nos devolvió el gran Benedicto XVI y acaba de confirmar el gran Francisco I.

Estimado Cordialiter,  

  “…Quisiera también agradecerte por tu contribución a reavivar el interés de los jóvenes por la misa de siempre. Y a este propósito quiero escribirte algo sobre mi experiencia al encontrarme con la liturgia antigua. Tuvo lugar en un momento de mis estudios universitarios, hace unos años, después que había abandonado durante más de un año, la asistencia a la misa dominical. La razón de mi abandono fue el tedio, el cansancio por la repetición de palabras que entonces se me presentaban vacías y que había sentido casi siempre iguales, todos los domingos hasta ese momento. Luego me tomé un "período de reflexión" en el que, aún consciente de la importancia de mi fe, no obstante se me hiciera fatigoso sentirla, me puse a leer muchos libros, buscando argumentos que hubiesen resuelto aquellas dudas sobre la fe que nadie se había tomado la molestia en disipar. Una de las cosas que no podía soportar era la actitud de "una de cal y otra de arena", que parecía brillar en diversos discursos de algunos hombres de Iglesia. Otra cosa que no entendía era el hecho de que muchos sacerdotes, ya escasos en número y frecuentemente incomprendidos por la sociedad, no perdieran las ocasiones de criticarse  entre sí. Finalmente toleraba mal la tendencia de varios sacerdotes a una “exquisitez verbal", es decir, su tendencia a hablar demasiado y escuchar poco, hasta el punto de que varios años antes había abandonado la dirección espiritual para evitar ser aturdido por discursos, que por muy bien hechos que fueran, ahora me sentaban como una torta demasiado dulce. En resumen, me decidí a buscar la dirección espiritual en la lectura.”
  “Hubo varios autores que me ayudaron muchísimo; el primero es el cardenal Giacomo Biffi, con su estilo ortodoxo y humorístico a la vez, que no se frenaba de ser punzante. Después Vittorio Messori, entre los que viven; Chesterton y Guareschi entre los autores del pasado. Finalmente, tuve la suerte de poder frecuentar en la ciudad donde estudiaba, una misa tridentina celebrada por un sacerdote muy amante de la liturgia, así como del buen arte y la buena música, hasta el punto que las misas eran animadas a menudo por los estudiantes del conservatorio, que hacían de las celebraciones algo verdaderamente digno de una misa pascual, aunque se tratara del tiempo ordinario. Entre todo lo que me ha impactado, dos cosas en particular me han hecho pensar sobre la injusta fama que esta misa tiene entre muchos sacerdotes y fieles. En primer lugar, el sacerdote hablaba mucho menos, y esto me dejaba mucho más espacio para la oración y el recogimiento personal, la meditación sobre el misterio y el Evangelio. Una cosa que toleraba mal de muchas celebraciones a las que había asistido en el pasado, era el hecho de que el sacerdote no perdía ocasión para hacer oír su voz, incluso con comentarios personales, durante la misa, tanto que me parecía estar asistiendo más a una conferencia que una celebración de la eucarística”.
  “Otro aspecto es el mismo hecho de que el sacerdote esté vuelto versus Deum, cosa que en teoría debería darse también en una misa novus ordo bien celebrada, hasta donde tengo entendido. Y este hecho me parecía particularmente "democrático", a pesar de cuanto se dice de la misa tridentina. En efecto, el sacerdote se sitúa en la misma dirección que todos los fieles, y esto constituye una señal clara de la igualdad de todos ante Dios, frente a quien todos deben arrodillarse. Justo lo contrario de una celebración en la que la posición central del altar se sustituye por una “cátedra”, como significando que el sacerdote es más sabio y más importante que el resto de los fieles, que por el contrario se sientan abajo,  en las bancas. Justo como en la universidad o en una conferencia…”
  “Te agradezco por la paciencia con la que has leído estas consideraciones, y por tu decisión de llevar a cabo la tarea que te has impuesto de difundir el amor a Jesús y María”.

   Y nosotros agradecemos el testimonio de este joven y a cordialiter por su publicación, con la  esperanza  de  que  contribuya también en el mundo hispanoamericano a la difusión de la Misa de siempre.

domingo, 2 de junio de 2013

DE LA FIESTA DEL "CORPUS CHRISTI"

A mi modo de ver, un breve y precioso compendio teológico y espiritual de la fiesta que hoy celebra la Iglesia Católica, son estas sencillas preguntas del viejo y siempre nuevo catecismo de San Pio X.

113. ¿Qué fiesta se celebra el jueves después de la fiesta de la Santísima Trinidad? -El jueves después de la fiesta de la Santísima Trinidad se celebra la solemnidad del Santísimo Sacramento o Corpus Christi. 
(Actualmente, donde no es feriado civil suele trasladarse al domingo siguiente).

114. ¿No se celebra el Jueves Santo la Institución del Santísimo Sacramento? - La Iglesia celebra el Jueves Santo la institución del Santísimo Sacramento; pero como entonces está ocupada principalmente en funciones de luto por la Pasión de Jesucristo, ha juzgado conveniente instituir otra fiesta particular para honrar este misterio en pleno regocijo.

115. ¿De qué modo podremos honrar el misterio que se celebra el día del CORPUS? - Para honrar el misterio que se celebra el día del Corpus: 1°, hemos de acercarnos con particular devoción y fervor a la Sagrada Comunión y dar gracias con todo el afecto de nuestra alma al Señor que se ha dignado dársenos a cada uno de nosotros en este sacramento; 2°, hemos de asistir en esta solemnidad a los oficios divinos, y particularmente al santo sacrificio de la Misa, y hacer frecuentes visitas a Jesús, oculto en las especies sacramentales.

116. ¿Por qué en la fiesta del CORPUS se lleva solemnemente la Santísima Eucaristía en procesión? -En la fiesta del Corpus se lleva solemnemente la Santísima Eucaristía en procesión: 1°, para honrar la Humanidad Santísima de nuestro Señor, escondida en las especies sacramentales; 2°, para avivar la fe y aumentar la devoción de los fieles a este misterio; 3°, para celebrar la victoria que ha dado a su Iglesia contra todos los enemigos del Sacramento; 4°, para reparar de algún modo las injurias que recibe de los enemigos de nuestra religión.

117. ¿Cómo hay que asistir a la procesión del CORPUS? - A la procesión del Corpus hay que asistir: 1°, con gran recogimiento y modestia, no mirando a una parte y a otra ni hablando sin necesidad: 2°, con intención de honrar por medio de nuestras adoraciones el triunfo de Jesucristo; 3°, pidiéndole humildemente perdón de las comuniones indignas y de todas las demás profanaciones que se cometen contra este divino Sacramento: 4°, con sentimientos de fe, confianza, amor y reconocimiento a Jesucristo, presente en la hostia consagrada.


(Catecismo Mayor. Prescrito por San Pio X, Ed. Magisterio Español, Madrid 1973, p. 150.151).

sábado, 1 de junio de 2013

ANÉCDOTAS EUCARÍSTICAS: ¿QUÉ ME HABÉIS DADO?

 La presencia de Jesucristo en la Hostia Santa no es una presencia simbólica ni se reduce a un mero sentimiento subjetivo. Es una presencia verdadera, real y substancial, totalmente objetiva, oculta a la percepción de los sentidos, pero cierta y patente a los ojos de la fe. Así nos lo enseña la Iglesia y lo ilustra esta hermosa anécdota:

 El anciano San Alfonso María de Ligorio*, en los últimos años de su vida, no pudiendo ya celebrar la santa Misa, se contentaba con recibir todos los días la sagrada Comunión. Una vez, apenas había recibido la hostia, comenzó a gritar: “¿Qué es lo que me habéis dado? ¡No me habéis dado a mi Jesús!” Quienes le acompañaban quedaron atónitos y admirados de sus palabras, y mucho más de las lágrimas que derramaba el Santo. Entonces fue interrogado el sacerdote que había celebrado la Misa, después de la cual, le daban la Comunión con la partícula consagrada en la misma Misa; se preguntó igualmente al que le había ayudado, y se llegó a saber que el pobre celebrante, por distracción, omitió la consagración; del Memento de los vivos había pasado al de los difuntos, confundiendo aquél con éste. Por eso, tenía razón el santo anciano para exclamar: “¿Qué es lo que me habéis dado? ¡No me habéis dado a mi Jesús!” (cf. Antonino de Castellammare, El alma Eucarística, 1940, p. 435).


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*Obispo y Doctor de la Iglesia (1696-1787). Fundador de la Congregación del Santísimo Redentor (Redentoristas). Patrón de confesores y moralistas.