jueves, 9 de junio de 2016

¿TRADICIÓN O PEREZA? UNA QUEJA DE PABLO VI

En una franca y serena conversación, y a varios años de la promulgación de la Sacrosanctum Concilium, el Papa Pablo VI confidenciaba a su amigo Jean Guitton la defectuosa aplicación de la reforma litúrgica entonces en curso. A este respecto, copio un brevísimo párrafo de un interesante libro de Guitton:

“No se haga ilusiones: la reforma litúrgica no se ha aplicado bien en Italia. En cuanto a los sacerdotes, han adoptado el mal hábito de no leer más que el canon II, que es el más corto, el más expeditivo. Se trata de un efecto fatal de la pereza humana.”  (J. Guitton, Pablo VI secreto, Ed. Encuentro, Madrid 2015,  p.144).

Da pena que entre los motivos del abandono casi generalizado del canon romano en nuestras parroquias, pueda contarse la prisa y desidia del clero. Eso sí, siempre adornada o justificada de bellas expresiones como “mejor adaptación a las necesidades de nuestro tiempo”, “noble sencillez” “vuelta a los orígenes”, etc. También entre los efectos fatales de la pereza humana en el campo litúrgico podrían mencionarse los siguientes: negligencia para vestir todos los ornamentos sacerdotales, en particular el amito, el cíngulo y la casulla, o bien la dalmática en el caso de los diáconos; escasa dignidad en movimientos y posturas durante las celebraciones litúrgicas, desafección en la purificación de los vasos sagrados y de los dedos que han tocado las especies consagradas, falta de limpieza y planchado en albas, manteles y corporales, misales y leccionarios en mal estado, etc. Por último, me pregunto si el poco interés o atractivo que los jóvenes sienten hoy por el estado sacerdotal no será también otro efecto fatal de la dejadez humana que amenaza el porte sacerdotal, no obstante tratarse de una de las realidades más sublimes y necesarias en nuestro mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario