sábado, 1 de julio de 2017

SUMÉRJAME EN LA SANGRE DE CRISTO

El calendario de la forma extraordinaria del rito romano celebra hoy la fiesta de la preciosísima Sangre de nuestro Señor Jesucristo. Maravilloso misterio que no ha cesado de introducir a los discípulos de Cristo, comenzando por los apóstoles Pedro y Pablo, por caminos de amorosa contemplación hacia su Redentor.  La admiración de Pedro por haber sido rescatados de nuestro vano vivir «no con plata y oro corruptibles, sino con la sangre preciosa de Cristo, como cordero sin defecto ni mancha» (1 Pe 1, 19); la constante exaltación que Pablo hace de la sangre de Cristo como medio de nuestra justificación (Cf Rom 5, 9; Ef 1, 7); la ardiente y conocida súplica de Ignacio: «Sangre de Cristo, embriágame»; la conmovedora insistencia con que Isabel de la Trinidad pide a los sacerdotes que se acuerden de ella en el altar y sumerjan su alma en la Sangre del Cordero para que sea bautizada, bañada y empapada por esa Sangre de la que está sedienta (cf M.M. Philipon, Doctrina espiritual de sor Isabel de la Trinidad, Buenos Aires 1943, p. 1984); el ansia apostólica de Josemaría al considerar que cada alma ha costado a Cristo «toda su Sangre» (Forja n° 881), bastan para testimoniar hasta qué punto hemos de amar la Sangre redentora de Cristo y trabajar para que ni una sola gota haya sido derramada en balde.


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